
Si bien, John Dewey no propuso el término de Práctica Reflexiva, si le dio una gran relevancia a la reflexión en la práctica educativa. A través de sus obras Democracia y Educación (1916) y Cómo pensamos (1933), este autor resalta la importancia de la reflexión tanto en la enseñanza como en el aprendizaje y nos demuestra como, a pesar del tiempo, su pensamiento sigue vigente en esta época.